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Oferta variada y proporcionalmente alta de empresas de alojamiento, más concentrada en torno a los principales recursos, pero con bastante capilaridad en todo el territorio. La restauración también es un segmento con importante presencia muy apoyada en la diversidad y calidad gastronómica de la zona. Por el contrario, y en proporción a lo anterior, se observa una carencia de empresas de actividades y servicios adicionales capaces de ofrecer una oferta variada de posibilidades que satisfagan la potencial demanda. Exceptuando algunos casos singulares (hoteles y restaurantes), el tejido empresarial del sector se compone de pequeñas empresas y autónomos con un único trabajador y en algunos casos no a tiempo completo. La dimensión y falta de recursos contribuyen a la escasez de perfiles técnicos en las plantillas, lo que dificulta su profesionalización y adaptación a las innovaciones que se producen dentro del sector turístico. En competencias digitales, las empresas del destino presentan bajos niveles de implementación de soluciones tecnológicas como la web 2.0, campañas digitales, motores de reservas, comercio electrónico, implementación de estrategias de social media, email marketing, etc. En cuanto a la calidad, es necesaria una mayor armonización para promover una imagen homogénea del destino que garantice unos estándares mínimos independientemente de los establecimientos elegidos. Sería aconsejable la implantación de un sistema de calidad turística para aumentar la competitividad de las empresas. Para hacerlo también sería conveniente impulsar un programa de sensibilización enfocado al tejido productivo sobre las ventajas y oportunidades que ofrecen estos sistemas, así como la relación coste/beneficio de su implantación.